Vivimos en una sociedad cambiante donde todo afecta a todo. Seguramente a más de uno y de dos le sonarán las palabras “A tu habitación” “Te quedas sin salir” “Nada de ordenador esta semana “Etc. También más de uno nos las habremos arreglado en nuestra infancia para que esas palabras se conviertan en “Ya puedes salir, creo que has aprendido la lección”.
Hoy día, tal vez no veamos tanto este tipo de acciones en las familias modernas. Podríamos decir que encontramos diferentes situaciones en las que el antiguo castigo, queda obsoleto. Ya sea por miedo a que el castigo surta un efecto negativo sobre nuestros hijos, porque no hay consenso entre los padres para llevar a cabo el castigo o simplemente por falta de tiempo para estar con nuestros hijos y ver sus acciones del día a día.
La cuestión es que son muchos los autores que hablan sobre el castigo en sus escritos, por un lado, como en todo, los que nos dicen que el castigo es algo bueno para el individuo y los que sugieren que debemos prevenir el castigo con una buena comunicación familiar.
Podemos hablar además, de que se relaciona el castigo con el conductismo puro y duro y sus refuerzos, encontramos en internet el siguiente decálogo:
LOS DIEZ MITOS ACERCA DEL CASTIGO
1. Reforma al culpable.
2. El castigo nunca te dañó.
3. El deber de los padres es domar y entrenar a los niños con recompensas y castigos.
4. El castigo enseña disciplina y prepara al niño para enfrentar la vida.
5. Es necesario para su seguridad.
6. Le ayuda a recordar la ofensa cometida.
7. Te lastima más a ti que a los niños.
8. Está permitida por la Biblia y por Dios.
9. Construye el carácter.
10. Fortalece al niño y lo convierte en alguien responsable y valeroso.
(http://www.nopunish.net/captlo1.htm)
Está claro que son mitos desde una perspectiva más bien negativa hacia el uso del castigo en familia, pero nos sirven para comenzar con nuestra entrada de un modo más signifcativo.
Es cierto que nosotros pretendemos solo servir de guía al lector, y sin ser extremistas en este asunto, queremos decir que el castigo hay que saber usarlo y ser consecuentes. Ante nuestros hijos no vale ejercer los roles de padre malo y madre buena (o al contrario), debemos ser claros y concisos sin dar lugar a contradicciones. Los castigos no son un arma de destrucción masiva hacia los hijos, pero si nos excedemos podemos ejercer de padres autoritarios y por supuesto, el otro extremo, sería pasar a ser padres permisivos.
¿Hay que prevenir el castigo? Está claro que es mucho mejor prevenirlos, en tanto en cuanto significa que nuestros hijos no tendrían ninguna conducta que merezca una sanción. Sin embargo, los niños son niños, y la etapa más difícil de uno es la adolescencia, donde es imposible no aprender a través de la experiencia y cometer errores que no gustan a los padres. Sin embargo, está claro, que antes de imponer castigos la comunicación familiar es esencial, mostrar a nuestros hijos y consensuar con ellos unas pequeñas reglas en casa, escuchar sus problemas con empatía en lugar de no quitarnos nuestro rol de superiores o jefes de la familia, hará que muchos de los castigos no tengan uso en la familia.
ard